IA generativa: el nuevo motor del mercado tecnológico

Cuatro meses después de lanzar ChatGPT, la popular herramienta conversacional de inteligencia artificial, OpenAI tiene lista una nueva versión. Qué acciones se perfilan como ganadoras.

3/20/20232 min read

a computer chip with the letter a on top of it
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Una nueva noticia tecnológica quedará en la historia gracias a la inteligencia artificial, que hace rato dejó de ser una promesa para convertirse en una realidad económica tangible. El lanzamiento de GPT-4 por OpenAI marca un punto de inflexión no solo en el avance tecnológico, sino también en las expectativas del mercado sobre qué sectores liderarán la próxima ola de crecimiento.

En apenas semanas, la IA generativa pasó de ser una herramienta experimental a un catalizador de inversión masiva, capaz de alterar la estructura de valor de compañías de software. Lo que distingue a esta revolución no es la mera aparición de modelos más “inteligentes”, sino la magnitud de la infraestructura que requieren. Los grandes modelos de lenguaje necesitan enormes volúmenes de datos, energía y potencia de cómputo, lo que genera una nueva ola de gasto en hardware especializado.

El paralelismo con el auge de internet a fines de los noventa es inevitable. Pero, a diferencia de aquella época, el ciclo actual ya tiene actores consolidados, flujos de caja sólidos y un ecosistema maduro para capitalizar la disrupción. No se trata de apostar a “startups del futuro”, sino de identificar quiénes monetizarán el presente.

Hardware: el cuello de botella de la IA

NVIDIA, por ejemplo, se consolida como el principal beneficiario del auge de modelos generativos. La demanda de sus GPUs ha superado todas las previsiones, provocando cuellos de suministro y disparando el precio de los chips. Cada nuevo modelo que se entrena en OpenAI, Google o Anthropic implica cientos de millones de dólares en hardware.

En este contexto, los fabricantes de semiconductores y componentes críticos se transforman en los verdaderos proveedores de “picos y palas” de la fiebre de la IA. Microsoft, Amazon y Google dominan la infraestructura que hospeda y distribuye los modelos de IA. Por ejemplo, con la integración de GPT-4 en Bing y en la suite de productividad de Microsoft 365, Microsoft logró un diferencial competitivo inmediato, acelerando la adopción de herramientas de IA por parte de empresas y consumidores.

A medida que más compañías migren sus operaciones a la nube para incorporar IA, los grandes proveedores de infraestructura seguirán siendo los principales receptores de capital.

Software y aplicaciones

El boom de la IA no se limitará a grandes tecnológicas. Se está gestando un nuevo mercado de software empresarial con IA integrada, desde plataformas de atención al cliente hasta herramientas de generación de contenido, diseño y programación.

Aunque muchas de estas compañías aún están en etapas tempranas, se espera que, hacia 2024, el diferencial competitivo entre software “con IA” y “sin IA” sea tan marcado como lo fue, hace una década, entre servicios móviles y los que no lo eran.

El impacto inmediato de la IA generativa será en márgenes y productividad. Empresas de software podrán automatizar tareas internas y escalar sin necesariamente aumentar costos proporcionales, lo que mejora su rentabilidad estructural. En hardware y nube, el incremento de la demanda generará una expansión de múltiplos que el mercado ya empieza a descontar. No obstante, este optimismo puede derivar en sobrevaloraciones si el ciclo de inversión inicial no se traduce en retornos operativos rápidos.

A corto plazo, el mercado premia a quienes poseen propiedad intelectual, capacidad de cómputo y control de infraestructura. A mediano y largo plazo, la rentabilidad dependerá de quién logre capturar la monetización recurrente: licencias de IA, consumo en la nube y software de suscripción impulsado por IA. Todo ésto vuelve a posicionar a las tecnológicas como grandes opciones de cartera para el largo plazo.